Los ocho vientos
por Claudia Medina de Argentina...

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Antecedentes.

Este gosho fue escrito en 1277 a Shijo Kingo, el Daishonin tenía 56 años y se encontraba en Minobu. Shijo Kingo seguidor de Nichiren Daishonin desde 1256, prestaba servicio para la familia Ema a igual que su padre.

Kingo era un modelo digno de seguir en muchos sentidos. Por empezar, las cartas (se han conservado treinta y siete) que recibió del Daishonin siempre tocan puntos fundamentales para la vida cotidiana, como el matrimonio, el trabajo, el comportamiento en la sociedad, la actitud hacia los demás creyentes, los hijos. Por lo tanto, Shijo Kingo es tomado como ejemplo de creyente que aplica la fe en sus circunstancias personales. Ante cada situación que le tocaba vivir, lo primero que hacía era consultar con el Daishonin cuál era la manera correcta de orar y de actuar basado en el Sutra del Loto. Triunfó en todas las dificultades que le tocó padecer, sin una sola excepción.

Alrededor de 1274, Shijo Kingo había iniciado la esforzada tarea de convertir a su señor feudal Ema Chikatoki, seguidor del sacerdote Ryokan, del templo Gokuraku-ji a las enseñanzas del Daishonin; pero el no reaccionó favorablemente. Lo usual hubiera sido que el Lord influyera sobre el vasallo y que este abrace la creencia de su amo.

Además, hasta esa época los laicos no propagaban, sólo se limitaban a hacer ofrendas. Un vasallo laico, haciendo shakubuku a su amo y esto agravado por el hecho de que la fe que este propagaba era enseñada por un sacerdote odiado y perseguido. Además, influenciado por los colegas de Kingo, que eran movidos por la envidia, echaron a correr una serie de rumores injuriosos en contra de él, y el señor feudal Ema amenazó con reducirle las tierras a su cargo y a enviarlo a la remota provincia de Echigo.

Nichiren Daishonin previno a Shijo Kingo y le dio instrucciones sobre la mejor manera de comportarse en circunstancias tan penosas. Le explicó que aunque uno debiera soportar calumnias infundadas o persecuciones, la clave estaba en no dejarse influir por la rabia y vivir siempre de la manera correcta. Pues la persona capaz de tener ese autocontrol, sin falta termina ganando el respeto y la admiración de todos. La conducta respetable y digna es expresión de una fe correcta.

Kingo como no quiso obedecer la orden de su amo, las tierras que administraba le fueron confiscadas de inmediato. Cuando Shijo Kingo recibió la carta oficial de Ema, le envió copia al Daishonin, que estaba en Minobu, donde juraba que nunca aceptaría renunciar a la fe, pasara lo que pasase. El Daishonin elogia la firme decisión de Kingo, y define la postura básica de la fe cuando advierte: aunque llegara a ser el más desgraciado de los mendigos, jamás deshonre el Sutra del Loto": sea cual fuere nuestra posición social o la adversidad que nos toque enfrentar, lo esencial es mantener la fe y jamás perder la integridad como devotos del Sutra del Loto. Esto es lo que hizo Shijo Kingo. Poco tiempo después, el señor feudal Ema cayó enfermo, los tratamientos fracasaron, de modo que no tuvo más remedio que pedir ayuda a Kingo. Esto dio al Daishonin oportunidad de enseñarle que desempeñara un papel activo en la sociedad, que atesorar a las personas de su comunidad, con corazón magnánimo y abierto. A pesar de la tremenda enemistad que el señor feudal sentía por su vasallo y de todo lo que había hecho para perjudicarlo, el Daishonin le escribió a Kingo: "Estoy muy afligido por la enfermedad de su amo. Aunque él no ha profesado la fe en el Sutra del Loto, usted es miembro de su clan; y es gracias a la consideración de él que usted puede hacer ofrendas a este sutra. Por tal razón, en realidad, cada una de las ofrendas que usted consagra es una oración por el restablecimiento de su señor feudal." ("Las tres clases de tesoros". Lo digno de mayor respeto, en la orientación del Daishonin, es el humanismo de orar incesantemente por la salud y la felicidad de todos aquellos con quienes tenemos relación, ya sea que practiquen o no.

Bajo el tratamiento de Kingo, Ema logró restablecerse. En 1278, Ema, profundamente agradecido, redobló la confianza que le tenía, no sólo admitió formalmente que no había existido nada incorrecto en la actitud de Shijo Kingo, sino que también le restituyó sus posesiones y le concedió, más adelante, nuevos dominios para que las administrara. El Daishonin lo alaba diciéndole: "Se trata de algo verdaderamente prodigioso. Precisamente a esto se refiere la afirmación de que la virtud invisible genera una recompensa visible. Debe haber sucedido por la profunda sinceridad con que usted intentó conducir a su amo a la fe en el Sutra del Loto". (Vol. 3, Pág. 286) La victoria de Shijo Kingo es un auténtico triunfo en la fe, que se logró gracias al ichinen o determinación basada en la sinceridad y la integridad. Esto no solo demostró su rectitud, sino la del Daishonin.

Eje 1: Vivir con sabiduría

a) La persona sabia es, al mismo tiempo, dueña de un excelente corazón.

El hombre realmente sabio no se deja influenciar. En el gosho "Respuesta a Myo Mitsu Shonin", el Daishonin dice. "Sabio es aquel que tiene un buen maestro".

"En el Sutra del Loto, "sabiduría" no se refiere sólo a la sagacidad, es algo mucho más profundo. Esencialmente, es tener un corazón sobresaliente. Sabiduría significa humanismo y personalidad dotada de fortaleza, que surge de la integridad, la amplitud y la hondura espiritual. 

El Daishonin dice: "A los sabios puede llamárselos humanos". También explica que aquel que persevera en busca de un modo correcto de vivir basado en la ley Mística, sin dejarse influenciar por la censura o por la alabanza, es alguien verdaderamente sabio. Un poeta canadiense escribe que nadie es tan altanero hacia los demás como el ignorante; pero que el sabio posee genuina capacidad de tolerancia." (Disertación del presidente Ikeda sobre los capítulos "Hoben" ("Medios hábiles") y "Juryo" ("Duración de la vida de El Que Así Llega") del Sutra del Loto)

b) Conocimiento y sabiduría.

Lo ideal es poseer sabiduría y conocimiento, pero todo depende, en última instancia, de la primera. Nuestra meta es la felicidad, y esto no es algo que se pueda lograr a partir de conocimientos. Por ende, la única forma de concretar la auténtica prosperidad y felicidad del siglo XXI es hacer la época venidera una centuria de sabiduría. El conocimiento se puede transmitir de una persona a la otra; la sabiduría, por el contrario, no. La única forma de desarrollar sabiduría es adquirirla a través de la experiencia personal. Es una de las razones por las cuales el Sutra del Loto deposita tanto énfasis en la relación de maestro y discípulo, una relación que exige de ambas partes una entrega total de vida a vida. Al actuar con sabiduría podemos cambiar nuestra forma de pensar, y abrir en nuestra vida diaria una dimensión real de esperanza y acción práctica orientada a nuestro desarrollo y al de quienes nos rodean. Una de las causas del caos que vive hoy el Japón es que se confunde constantemente conocimiento con sabiduría.

Solo la sabiduría nos permite hacer buen uso del conocimiento que hemos adquirido. De nada sirve acumular montañas de saber, cuando carecemos de buen sentido y de sensatez para aplicar todo lo que sabemos. Sin sabiduría no se puede generar nada valioso. En realidad, cuando asimilamos gran cantidad de información, esta permanece en el plano de lo conceptual; en cambio, la sabiduría actúa en el ámbito de la vida real. Es la fuente de energía que nos permite vivir, luchar y enfrentar cualquier vicisitud. Únicamente la sabiduría puede conducirnos hacia el triunfo y la felicidad. El conocimiento solo no basta.

El conocimiento hace surgir la sabiduría. El primero sería algo así como una bomba de agua, y la sabiduría, el agua que brota cuando se acciona la bomba. Si hacemos trabajar el mecanismo, y no sale ni una gota, quiere decir que el artefacto no sirve para nada. Y, de la misma manera, sin el conocimiento, es decir, sin la bomba, tampoco podemos obtener agua.

c) La sabiduría brilla en la fe dedicada al kosen-rufu.

Trabajemos con el enfoque que nos enseñó el presidente Toda: "Ser inteligente o no serlo es como estar a un lado u otro de una delgada línea; la diferencia entre ambos lugares es irrelevante". Frente a los "ojos del Buda", la sabiduría de una persona común no es gran cosa.

En el Ultimo Día de la Ley, la sabiduría más grande que puede existir es Nam-myoho-renge-kyo, la Ley suprema del universo, revelada por Nichiren Daishonin. Cuando ponemos en práctica el principio de ishin daie "sustitución de la sabiduría [el intelecto] por la fe", podemos tomar contacto con la sabiduría suprema de la Ley Mística.

Si uno usa el cerebro para desarrollar una fe realmente poderosa y contribuir a la causa del kosen-rufu, no puede evitar ser cada vez más inteligente. No puede evitar adquirir sabiduría. Y así, uno naturalmente se mueve en la mejor dirección, con el mejor ritmo. La vida concuerda, entonces, con la verdad más profunda [la Ley Mística], y uno es sabio según su modo peculiar de ser. En verdad, uno debe serlo. La vida impregnada de sabiduría es prueba de la validez de nuestra fe. El señor Makiguchi solía decir que el poder de la fe actuaba como un "remedio para curar la estupidez". La fe en la Ley Mística nos permite acumular inmensurable buena fortuna y sabiduría. Como dijo Nichiren Daishonin: "Cuando el cielo se despeja, la tierra se ilumina. Del mismo modo, cuando uno conoce el Sutra del Loto, comprende el significado de todos los asuntos mundanos" Cuando el sol de la Ley Mística se eleve en lo profundo de su corazón, podrán ver con claridad qué deben hacer en la realidad de la vida cotidiana. ( Diálogo con los jóvenes [5]) Nam-myoho-renge-kyo es el manantial de la sabiduría de todos los budas. La persona de sabiduría es una persona de acción.

Eje 2: El verdadero beneficio yace en el corazón que no se influencia.

El sabio es aquel que libra una contienda sin reservas en pos de la verdad suprema, y es precisamente en esa contienda, donde no se deja influenciar. Nada lo detiene, su mirada está puesta en la revolución de la sociedad y del mundo a través de la revolución humana. Esta, es la descripción de un Bodhisattva, es la descripción de los miembros de la SGI. Seguimos actuando para que los demás sean felices, para propagar la enseñanza del Daishonin y para que mejore la sociedad. Esta conducta es, como afirma Sensei la de un Bodhisattva de la época actual. "Cuanto más empinada es una cumbre, más fuertes son los vientos que soplan contra sus laderas. En los Himalayas, monarcas entre las alturas de la Tierra, soplan continuamente vientos de impresionante violencia. Según ciertos datos, las temperaturas invernales son tan insidiosas, que soplan a más de 360 kilómetros por hora. Peor, aun abatida por huracanes helados, el rey de los macizos montañosos se erige con calma imperturbable y dignidad majestuosa. El Budismo enseña que uno debe vivir con serenidad y compostura perfectas, como los Himalayas, sin dejarse inclinar ni un centímetro por los ocho vientos, es decir, las funciones que apagan la llama de nuestra práctica budista. De los ocho, cuatro son adversos (decadencia, deshonra, censura y sufrimiento), y cuatro, favorables ( alabanza, honor, placer y prosperidad. El Budismo enseña que uno no debe vivir a merced de estas ocho influencias ni, mucho menos, dejar que lo alejen de la práctica budista." Sensei nos previene para que los ocho vientos no nos hagan desviar de nuestro camino y de esta manera ser beneficiados por las funciones protectoras del universo. Y tener un estado de vida inconmovible, fortaleciendo la fe para lograr un estado de vida tan sólido que no se doblegue ante nada.

Eje 3: La oración basada en la inseparabilidad de maestro y discípulo.

A través de este gosho, el Daishonin nos enseña sobre la importancia del comportamiento como ser humano, más allá de sí tiene o no razón desde el punto de vista legal, pues si no existe un verdadero comportamiento humanista no hay protección.

En un diálogo con los jóvenes le preguntaron a Ikeda Sensei cuál era su sueño y él respondió: "Mi sueño es concretar el deseo del maestro Toda: de felicidad, justicia y paz para toda la humanidad." 

Decidí que proteger al señor Toda era sinónimo de proteger todo el movimiento del kosen-rufu. Y que la única forma genuina de resguardar el movimiento por el kosen-rufu era protegiendo a mi mentor. En segundo lugar, soy, y siempre seré, el hijo de un pobre recolector de algas de Ota. Jamás olvido mis orígenes. Gracias al señor Toda, pude conocer el Budismo y aprender el espíritu correcto de la fe. Él me instruyó y me ayudó a ser alguien mejor de lo que era antes de conocerlo. Si me consagré a la Soka Gakkai y a sus miembros, y si seguiré haciéndolo, es para saldar esta deuda de gratitud que siento hacia el que fue mi mentor. Estos son los sentimientos que sostienen mi existencia.(Diálogo con los jóvenes [7]) La condición de inseparabilidad la da el deseo en común del maestro y discípulo por la felicidad de toda la humanidad.

 El Sutra del Loto exhorta al maestro y al discípulo a que, juntos, trabajen con el poder de un león indómito, unidos de corazón, de pensamiento y de propósito, para transformar el estado de vida de todo el género humano. El verdadero discípulo es la persona de espíritu de búsqueda ilimitado, al igual que Shijo Kingo, demostró su sincero espíritu de búsqueda hacia el maestro y concretar pruebas contundentes a través de su fe integra. Los que vivimos basados en un espíritu de búsqueda y en nuestro compromiso valeroso jamás caemos en el estancamiento. Siempre juntos al Daishonin y siempre basándonos en el Gohonzon, vivimos nuestra existencia por esta senda de absoluta paz espiritual.

 

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Preciosa Colaboração de SELVIS STOCEL  s3234@yahoo.com Panamá

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